Nos merecemos un premio todos aquellos que no cambiamos de canal, no nos dormimos en el campo o no nos fuimos a comer por ahí durante la primera parte soporífera del sábado. Nos merecemos algo por semejante muestra de fe. Y es que, aunque al final la jornada resultase redonda, el equipo volvió a salir con esa cierta falta de intensidad y desorden que nos han costado puntos en partidos anteriores. Con suerte, parece que Don Mauro Silva dejó algo de su espíritu al bajar a ser homenajeado y el equipo revivió en la segunda mitad. Si a los tres puntos unimos que los de abajo siguen siendo incapaces de llevarse la victoria, el colchón con el descenso sigue aumentado, ahora solo queda seguir empujando para conseguir los partidos necesarios que hagan que la salvación sea matemática.
Nos queda poco más de un mes de cuentas de la lechera y cábalas, de desplazamientos masivos que demuestran lo que es esta afición y de seguir sufriendo como solo nosotros sabemos que lo hacemos. Pocos entienden que tras estos últimos años sigamos teniendo tantas ganas de que lleguen ciertos partidos. Que sigamos contando los días para ese desplazamiento en el que tiñamos de blanquiazul esta o esa ciudad. Y aun nos quedan este año unos cuantos, que a todos se nos vienen a la cabeza, que tienen ese regustillo que los hace aún más especiales.
Toca agarrar con fuerza la bufanda, y retorcerla para calmar los nervios, toca madrugar para tomar el autobús, ojeras el lunes en el trabajo por el cansancio del viaje, resaca en épocas de exámenes y acabar con la existencia de estrella de Pamplona, Villarreal o San Sebastián. Toca una vez más sacar el barco a flote, demostrar que con esta afición EL DEPOR ES DE PRIMERA.